martes, 18 de noviembre de 2008

No recuerdo este sitio, visto desde acá
corriendo los visillos


Dame tu compañía, a través del territorio familiar
libre de los remordimientos primeros
mi conciencia en el horizonte, navega
y en esta quietud es cuando yo espero saber de ti,
de tus otras raíces, así como de la infancia nuestra
muéstrame los cuentos recitados en las noches quietas,
de las tardes de domingo, del paseo por las plazas, de los helados
a la salida del cine aferrado a tus manos
habla, yo sabré descifrar tus signos, las señales, tu refugio
en los aires sureños, del origen, de tus parientes esos que hoy
no existen, en los vergeles o en las minas de carbón en Sewell
ellos también quisierón tu compañía
anídate a mis brazos aún jóvenes pero impacientes
reposa en mí tú agotado respiro de agosto,
agrega un poco de fe y estrecha esos sabores, del mate, la menta
y el té servidos en los tazones, junto al pan tibio en la mesa
abriguémonos con el verso de tus cantos rurales
bajo la manta raída a nuestros pies, hasta quedarnos
dormidos, mirando a través del ventanal las hortensias


( Marcelo Sepúlveda- Estadía)

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